miércoles, 22 de agosto de 2012

A vueltas con la lealtad

La nobleza solía apoyar al monarca, se comportara como se comporta éste, con la finalidad de proteger mutuamente sus privilegios y ventajas.
Los componentes de las bandas de malhechores se apoyan unos a otros, sea cual sea la naturaleza de sus actos, por parecidos motivos.
A la gente corriente, sin embargo, le conviene otro estado de cosas. A la gente corriente no le conviene que haya privilegios, ni ventajas. La lealtad se tiene a los principios, no a las personas. Apoyar a una persona que ha traicionado a los principios no es ser leal con ella, puesto que con ello se le ayuda a reafirmarse en el error. Lo leal consistiría precisamente en hacer lo contrario, explicarle que no se ha comportado bien.
Es obvio que donde rige la arbitrariedad un ciudadano de a pie tiene todas las de perder.
Estas cosas no se suelen ver en España, dado que nuestro país siempre ha estado en manos de la oligarquía, y los oligarcas exigen la obediencia absoluta. He aquí pues que los españoles que caen bajo la influencia de un poderoso solo han de tener en cuenta tres mandamientos: obedecer, obedecer y obedecer.
Con lo dicho ya debería ser suficiente, puesto que el asunto es obvio. Sin embargo, no se puede dejar de mencionar a esa gran cantidad de gente que toma sus decisiones de forma irracional, siguiendo esos impulsos suyos guiados más por su deseo que por el interés de actuar de forma justa. Contra esto no hay nada, puesto que las personas que actúan de este modo son las que menos dudan, o, dicho de otro modo, las que más seguras están de haber tomado la decisión correcta. Se creen buenas personas y, puestas en la necesidad, serían capaces de encontrar argumentos que conducen al resultado que han elegido previamente.
Confundir los deseos con los principios no es muy digno, pero se hace y muy a menudo, por cierto.

domingo, 12 de agosto de 2012

La maleducada

Así es como llama cierto tipo a otra persona, y no por su nombre. Tiene la conciencia tranquila, avisa, porque duerme a pierna suelta. Ya se ve que su sistema lógico tiene muchos agujeros, porque según esta forma de pensar quienes padecen de insomnio tienen algo que reprocharse. Ni tiene lógica, ni tampoco da a entender que le importe mucho la justicia o injusticia de sus actos. Podía hacerlos y los hizo. Tampoco tiene en cuenta que los sociópatas duermen a pierna suelta, aunque no es probable que él sea uno de ellos, ya que, en ese caso, no tendría una tienda. Hubiera buscado más altos vuelos.
Reparte credenciales de mala educación, cuando lo lógico sería que las repartiera de bribón, materia en la que es más entendido, y me dicen que me ha caído una. De maleducado. Me lo han tenido que contar,m porque previamente se me ha impedido el acceso al lugar en que lo ha dicho.
Dícese del maestro Ciruela que no sabía leer y puso escuela. Presume de haber recibido una educación esmerada, y de haberla aprovechado; y ya se sabe lo que dice el refrán: dime de qué presumes y te diré de qué careces. El tal Ciruela miente, y no en lo que respecta a su educación, porque está convencido de que la suya es esmerada, sino porque hace afirmaciones muy alejadas de la verdad; aunque también es cierto que las hace, al menos aquellas de las que tengo noticia, en ámbitos en los que no le piden cuentas. Ya ha salido, pues, un fallo en su educación, puesto que quien miente falta al respeto.
Una persona educada nunca presume de ello, sino que se esfuerza discretamente para que los demás la vean así, teniendo en cuenta también que no todos lo van a captar. Lo más importante es demostrárselo a sí mismo, y esa demostración incluye no alardear de ello.
La sintaxis del amigo Ciruela es mala y si se tiene en cuenta que respetar el lenguaje es respetar a los demás, se deduce fácilmente que quien quiera ser educado debe cultivar este aspecto.
Como se puede prever a raíz de lo anterior, su ortografía también deja mucho que desear. Además, suele emplear mucho las mayúsculas, quizá porque cree que así está exento de poner tildes y comas. Utilizar las mayúsculas en Internet equivale a gritar.
No es probable tampoco que aproveche esto, si lo lee, para mejorar; el vaticinio es que se enrocará aún más en sus errores.