lunes, 25 de julio de 2011

'Alrededor del deseo', de Elena Torres Pons

Ficha técnica
Título: Alrededor del deseo
Autora: Elena Torres Pons
64 páginas
9 euros

El conocido aforismo griego, “Conócete a ti mismo”, está siempre presente en nuestras vidas, aunque, a menudo, sin tener conciencia de ello, acaso porque es una exigencia de la naturaleza, aunque también es cierto que con bastante frecuencia se huye de ella buscando refugio en cosas como la vanidad. En lugar de satisfacer esa insistente demanda interior se busca engañar al ego, hinchándolo a soplo vivo para que parezca más grande. Todo lo que precede se fundamenta en el hecho de que los poemas de Elena Torres Pons muestran una madurez fuera de toda duda. Enfrentarse a ellos produce una sensación del mismo corte que la de quien enfrenta al autorretrato de Velázquez.
O uno no se entera de nada y pasa por los versos superficialmente, o se ve encarado a su propio yo. No es que sean unos poemas densos, que también, puesto que se leen con mucha facilidad y aparentemente son amables. Lo que ocurre es que se refieren a la vida, y no a una vida cualquiera vivida sin pena ni gloria, sino a la de quien espera mucho y sabe que ese mucho que espera es muy difícil de lograr. No es que el personaje sobre el que se construyen los poemas sea escéptico, puesto que se palpa que si surgiera lo que necesita estaría dispuesto de inmediato, sino que es consciente de la dificultad.
Para poder soñar con algo grande se precisa una capacidad del mismo tamaño. No se puede soñar con algo que supere al soñador, porque en este caso el sueño le puede aplastar. Y esta es la primera sensación que evocan los poemas (perfectos, bien acabados) de Elena Torres Pons. Todos merecen ser leídos varias veces, de hecho consiguen ser leídos una y otra vez; tienen imán. Pero voy a referirme a uno especial, creo que es el más largo, pero la longitud no es un freno en este caso. Se titula “Quería inventar un aroma”, y transcribo algunos de sus versos:
(...)
Disponía de las materias primas.
El ámbar como fijador
y tintura de azmicle.
Tenía que ordenar un caos
de hierbas y maderas,
de especias, raíces y flores.
El magnetismo del jazmín
y las orquídeas,
serían las notas centrales.
La erótica canela,
el embriagador sándalo
y el bálsamo del incienso
serían las notas de fondo.
La menta y el tomillo,
estimulantes talismanes.
(…)
Vicente Torres

sábado, 23 de julio de 2011

'Cuentos neuróticos', de Stelmarch

Ficha técnica
Título: Cuentos neuróticos
Autor: Stelmarch
112 páginas
15 euros

Como es lógico suponer, los protagonistas de estos cuentos sufren, en mayor o menor grado, algún tipo de neurosis. Ésta es tan frecuente en nuestro mundo que es fácil sentirse identificado con alguno, o ver reflejado a alguien en alguno de ellos. En mi caso, una de las protagonistas, Blancanieves, me ha hecho recordar a una mendiga que ya era mayor cuando la vi por primera vez, luego la vi muchas veces más, y que se vestía de primera comunión, porque debía de medir menos de uno cincuenta, para ir a pedir limosna. La autora se sirve de ella para trazar el paralelismo de su vida con la de otra mujer muy bien instalada en el sistema e indagar cuál de las dos mujeres es más feliz.
En el cuento que cierra el volumen el protagonista, indirectamente, es Schopenhauer y trata sobre un asunto que siempre es actualidad: la muerte. ¿Cómo la recibiremos cuando nos venga a visitar? ¿Qué sentido tiene? Reflexionar sobre estas cosas, al contrario de lo que se suele pensar, siempre viene bien. Un cuento que hará sonreír a todos, pero especialmente a las mujeres de cierta edad, es el titulado La apuesta. Todas van a adivinar inmediatamente el fondo del asunto. Es uno de los cuentos más cortos y más intensos, porque algo de dramatismo hay en él. Uno de los cuentos que están por la mitad del libro se titula Cautivos y está muy trabajado. Es una emotiva y lúcida indagación sobre la libertad. A estas alturas quizá sea bueno advertir al lector acerca de la vinculación de la autora con la filosofía, a la vista de los asuntos que van saliendo, en los que no sólo se narran historias humanas, sino que se induce a meditar sobre asuntos trascendentes, con sencillez y sin grandilocuencia. Son once los cuentos que componen el volumen y cada uno de ellos tiene algo especial y siempre son cosas cotidianas, con esos detalles que al verlos de cerca tanto instruyen acerca de la naturaleza de la vida.
Vicente Torres